jueves, 2 de junio de 2011

San Gil, líbranos del íncubo

Tras conocer la amena historia de San Nicolás, he seguido observando los santos de nuestras iglesias y sus acompañantes. Hoy me fijo en San Gil, en la Calle Don Jaime I, acompañado por un cuadrúpedo. 
El santo vivió entre los siglos VI y VII. Nuevamente la red me informa: "Es representado como un anacoreta en una cueva, con una cierva o como abad benedictino con báculo, libro, flecha clavada en el brazo, lirio, perros, y un mensaje celeste en una filacteria por haber descubierto un pecado oculto del Rey Carlos y hacérselo confesar. Su leyenda es la siguiente: ya en su retiro en una cercana cueva al río Rodano, era visitado diariamente por una cierva que lo alimentaba con su leche..." Así que el animalito era su cierva nodriza.
La vida y prodigios del santo son abundantes, no los transcribo todos. Leo finalmente que: "Es el patrón de los cazadores, de los pastores, de los tratantes de caballos, de mendigos, abandonados, leprosos, de madres lactantes, favorecedor de la fertilidad, apaciguador de tormentas, fuegos y sequías y abogado contra el miedo y el íncubo". ¿Íncubo?, ¿qué es el íncubo? Wikipedia lo sabe todo: 
Íncubo (del latín in, ‘sobre’ y cubare, ‘yacer’, ‘acostarse’) es un demonio masculino en la creencia popular europea de la Edad Media que se supone se posa encima de la víctima durmiente, especialmente mujeres, para tener relaciones sexuales con ellas, de acuerdo con una cantidad de tradiciones mitológicas y legendarias. Su contraparte femenina se llama súcubo. Un íncubo puede buscar tener relaciones sexuales con una mujer para convertirse en el padre de un niño, como en la leyenda de Merlín. Algunas fuentes indican que puede ser identificado por su antinatural frío pene. La tradición religiosa sostiene que tener sexo con un íncubo o súcubo puede resultar en deterioro de salud, o incluso hasta la muerte. Las víctimas viven la experiencia como un sueño sin poder despertar de éste.
¡Qué instructivas llegan a ser las vidas y advocaciones de los santos! Ya sabeis: desconfiad de los penes fríos.

2 comentarios:

  1. ¡La verdad es que sí son instructivas!, añado a mi vocabulario estos dos vocablos "íncubo" y súcubo", aunque espero no tener que utilizarlos..., a no ser metafóricamente.
    Mariángeles

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  2. Pues yo tengo un cuñado muy tranquilón que le llamamos "pichafría", ¡a que va a ser un diablo!

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