Nuestros investigadores han querido hacerse visibles a la sociedad. Por un día han salido a la calle, dando a conocer sus líneas de trabajo, ofreciendo charlas y experiencias divulgativas a los ciudadanos, muy en especial a los más jóvenes. La gente no es tan banal como algunos pretenden. Personalmente, y no creo ser tan raro, me siento mucho más orgulloso de que mi ciudad albergue un centro puntero en nanotecnología que de la permanencia en Primera División de una sociedad anónima futbolística local.
Irónicamente, el título de la iniciativa adquiere en la actualidad un
indeseado doble sentido: se cierne una amenazadora noche sobre la
ciencia española. El Gobierno está dando la espalda a la investigación
de este país, asfixiando económicamente trabajos e institutos de
prestigio, empujando a sus artífices a un exilio sin retorno. Mientras:
para los bancos, lo que necesiten; para la Iglesia, recortes cero.
Recortar en Educación e Investigación es un suicidio nacional. Al igual que pasa con los derechos sociales, también en este campo vamos a comprobar dolorosamente qué rápido se puede destruir lo que ha costado tantos años y esfuerzo construir.
Recortar en Educación e Investigación es un suicidio nacional. Al igual que pasa con los derechos sociales, también en este campo vamos a comprobar dolorosamente qué rápido se puede destruir lo que ha costado tantos años y esfuerzo construir.