jueves, 29 de julio de 2010

Hace 31 años

El 29 de julio de 1979, un joven atleta zaragozano de 19 años guardaba su equipaje en las consignas automáticas de la estación madrileña de Chamartín. Venía de Alemania, donde había participado con la selección española junior en una prueba internacional, en la distancia de 3.000 m lisos de la que era el vigente Campeón de España de la categoría. No era su primera internacionalidad, meses atrás había formado parte del equipo español que se proclamó Campeón del Mundo Junior de Campo A Través en Limerick (Irlanda). Su ilusión próxima era participar en el Campeonato de Europa Junior, para el que había conseguido la marca mínima exigida. Su nombre, José Manuel Juan Boix.
Dejaba la bolsa hasta la salida de su tren, un tren que nunca pudo tomar. Los terroristas de ETA hicieron estallar ese día sendas bombas en Barajas, Atocha y Chamartín. La fatalidad quiso que esta última explotara cuando José Manuel se encontraba allí. Aún libró durante varios días una lucha imposible contra la muerte, que le llegó el 18 de agosto.
En su recuerdo, el Estadio Universitario del Campus de la Plaza San Francisco lleva su nombre y cada año el Club Scorpio 71, cuyos colores defendía José Manuel, celebra un Memorial sobre su distancia de los 3.000 m.
Cada 29 de julio vuelve a mi recuerdo José Manuel, un joven culto y tranquilo que corría como el viento. Recuerdo las carreras que alguna vez compartimos por el Parque Grande, cuando la vida se abría ante nosotros como el camino, para correr por ella sin miedo y -creíamos- sin límites.

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