En la vieja ciudad hay calles peculiares. Es el caso de este callejón con nombre sugestivo y literario.
"Con rostro serio, Gabriel tomó la iniciativa y los demás le siguieron caminando por el Coso y bajando por el lado izquierdo de la calle Alfonso I, hasta llegar al escondido rincón donde nacía, casi invisible, el Callejón de las Once Esquinas. Comprobaron, aliviados, que la luz de las escasas farolas cercanas dejaba aquella zona en penumbra y que no se distinguía ninguna ventana del vecindario iluminada".
Estupendo el texto que destacas de David Lozano y estupenda la anécdota de las once esquinas. Creo que muy pronto iré allí para contar entradas y salientes. Bonita entrada.
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