Esta casa data, al menos, del siglo XVIII. Se puede deducir porque conserva en su fachada los impactos de la fusilería del ejército de Napoleón cuando en febrero de 1809 invadió la ciudad por la iglesia de San Agustín, durante la Guerra de la Independencia. Sorprende y enoja ver cómo está cruzada y afeada, sin consideración alguna, por los cableados de la luz. Pienso en cuántas ciudades se conservaría y protegería de tal agresión este testimonio de la Historia.
viernes, 6 de julio de 2018
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