domingo, 28 de diciembre de 2014

Pepe desconfiado

A mi santo tocayo en el Día de los Inocentes
Este personaje de mirada triste y semioculto es San José, subtitulado P.P. en los antiguos retablos eclesiales (en este caso, P.P. = padre putativo del niño Jesús, nada de política oiga) y por ello conocido popularmente como "el Pepe". Aparece en la parte derecha de esta pintura gótica:
Epifanía (1437 - 1438). Autor: Blasco de Grañén. Temple sobre tabla. Procede de la Iglesia Parroquial de Lanaja (Huesca). Museo de Zaragoza.
Son curiosas esa actitud y esa localización, fuera de la empalizada, cuando hasta la vaca y el burro están dentro. Según la cartela que acompaña a la pintura, "la desconfianza con que San José observa la escena" es "una anécdota descrita en los Evangelios Apócrifos".
Dicen los Evangelios oficiales sobre el nacimiento de Jesús: "Su madre, María, estaba desposada con José; y antes de vivir juntos, resultó que ella había concebido en su seno por obra del Espíritu Santo. Pero José, su esposo, como era realmente bueno, y no quería denunciarla, determinó repudiarla en secreto. Y mientras andaba cavilando en ello, un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas llevarte a casa a María, tu esposa, porque lo engendrado en ella es obra del Espíritu Santo [...] José, cuando se despertó hizo como le había ordenado el ángel del Señor y se llevó a casa a su esposa. Y hasta el momento en que ella dio a luz un hijo él no la había tocado". Y, según la tradición católica, tampoco la tocó después y virgen siguió. Entonces, al no haberse consumado el matrimonio, María y José nunca habrían estado casados... No es que me preocupe mucho el tema, pero para la Iglesia estos asuntos siempre han sido importantes.
¿Y qué cuentan los Evangelios Apócrifos? Leo en un artículo de Mapi Pamplona en la revista digital yamelose.com que: "Según el llamado protoevangelio de Santiago, José es un hombre viudo de edad avanzada que se desposa con una jovencísima virgen llamada María que había sido criada en el templo y que estaba a punto de llegar a la pubertad. Los sacerdotes del templo al ver la situación piensan que deben sacarla del templo antes de que lo mancille, ya que su situación física complicaba su matrimonio con un joven (¿si no por qué iban a casarla con un viudo?). Fue entonces cuando los sacerdotes reunieron a los viudos de la tribu de Judá, elegida entre las doce a suertes, y decidieron que José, la desposara cuando ella alcanzara la edad del matrimonio. (Sobre la elección del futuro esposo existe una "leyenda" que dice que todos pusieron un cayado en un círculo y que del de José brotaron vegetales, por eso en la iconografía popular José aparece muchas veces con un cayado floreado). José, obedeciendo a los sacerdotes se la llevó consigo y la dejó en su casa. Poco después, él se marchó a trabajar fuera de la ciudad". Y más tarde: "José volvió dos años después de su marcha y, cuando regresó, se encontró con que la joven que tenía catorce años estaba embarazada de tres meses, según ella, por obra y gracia del Espíritu Santo". "Lo que otros sugieren es que María fue entregada a José no como esposa sino para que la criara como una hija más, y cuando José regresó de su viaje dos años después y la encontró embarazada, pensó que la habían violado y decidió reconocer al hijo para evitar represalias contra la joven. Evidentemente, se trata sólo de conjeturas".
La imagen de San José es una de las más repetidas en las pinturas de nuestro Museo. Aquí le vemos con la vara florida de la leyenda:
San José y el niño Jesús: detalle (1666). Vicente Berdusán. Óleo sobre lienzo. Procede del Colegio de San Vicente de Zaragoza. Museo de Zaragoza.
Sobre la virginidad de José ha habido opiniones contrapuestas. Para  San Agustín: "Si José no hubiese sido virgen, Dios no le hubiese dado en modo alguno por esposa a la Virgen [...] y esto por una razón muy sencilla: porque si no hubiera sido virgen, hubiera podido atentar contra la virtud de María". Una buena forma de justificar esa falta de relaciones entre la pareja era presentar en la iconografía a José como casi un anciano, frente a la juventud de María (no es el caso de la anterior imagen).
Siempre he considerado que el papel asignado a José en la Historia Sagrada era más bien un papelón. Es normal que desconfiara. Comprendo ese rostro taciturno que le puso el artista en la tabla gótica.
Luego está el asunto central: el embarazo de María. Ser madre y virgen a la vez (sin técnicas de reproducción asistida, que tardarían casi 2.000 años en ser desarrolladas) es la cuadratura del círculo en Biología. ¿Por qué tal empeño en mantener lo inverosímil? En mi opinión, se trataba de predicar la suciedad del sexo que, como expresión de libertad de los individuos, debía ser reprimido por el Poder. Prédicas desde el púlpito; luego, las prácticas en la sacristía eran otra cosa.

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