Mi sorpresa de ayer no pudo ser fotografiada, pero aquí la traigo igualmente. Paseaba por la zona centro cuando escuché una música potente en la calle, era rock duro. Pensé en alguno de los disco-coches cuyos dueños, con las ventanillas bajadas, quieren hacerse notar. Pero no, para mi asombro, la música provenía de un carrito de limpieza pública que, entre cubos y escobas, llevaba un pequeño equipo de música con el volumen alto. El trabajador barría junto al bordillo de la acera al son de la guitarra eléctrica.
Mucha gente labora con auriculares, discretamente, pero esto es otra cosa. Había visto y oido trabajar con la música puesta, para si y para los demás, a taxistas, conductores de autobus, fruteras o peluqueros, pero nunca hasta hoy a barrenderos. Si lo secundan FCC y el Ayuntamiento, tendremos ambientación musical en las calles...
Atención SGAE, aquí hay una fuente de canon, a por ellos y a por los de los coches con las ventanillas.
ResponderEliminarEn esta lucha sólo puede quedar uno...
¡No viene mal que nos pongan un poco de alegría en la calle!
ResponderEliminarUn abrazo
Buena descripción que hace verdad eso de que más vale una palabra que mil imágenes.
ResponderEliminarPues yo no estoy muy de acuerdo con eso de que nos tengamos que tragar la música de los demás por decreto. Me dá lo mismo si me tachan de carca, pero yo creo que la contaminación acústica que nos rodea es una muestra de falta de respeto a los démás.
Un abrazo.
Anaximandro: a mí tampoco me gusta la invasión acústica y mucho menos si son maquineros con el volumen a tope en la madrugada del fin de semana...
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