
Alegra constatar cómo se ha recuperado el río a su paso por Zaragoza: ya no es un vertedero, se puede recorrer paseando y disfrutar de la riqueza de aves que alberga. Años atrás, era más fácil encontrar en el Ebro una máquina de coser o una señal de tráfico que un pato. En los próximos días os mostraré algunas sorpresas agradables que he encontrado al pasear por sus orillas.Más patos, pulsando aquí.
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