Por dos veces había intentado fotografiar el hermoso artesonado mudéjar de la Parroquieta de La Seo, pero en ambas me lo había impedido una señora que ejerce con ardor funciones (me da que de forma extraoficial) de guardiana del templo. "Aquí se viene a rezar, nada de fotos", me decía, mientras me apartaba. Por no ponerme a su nivel beligerante, las dos veces me replegué, a la vez que recordaba que La Seo fue restaurado con mis impuestos.
Este sábado ví la puerta entreabierta y la comitiva de un bautizo que allí entraba. ¡Esta es la ocasión!, me dije. Así que me colé en el bautizo y... a la tercera fue la vencida. Conseguí la foto.
Alguien se lo estará preguntando y lo aclaro: No me quedé a la comida del bautizo.
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