Reencuentro el balcón de mi niñez, otra vez con sorpresa: ahora es el balcón de las mandarinas. Antes fue de las mariposas y de las regaderas. Vestidos hoy de fantasía, detrás afloran mis recuerdos infantiles de un tiempo con olor a azulete, incienso y tiza.
domingo, 6 de diciembre de 2015
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