A comienzos de 2008 la fiesta estaba a punto de terminar, pero las administraciones públicas seguían con la barra abierta, sin preocuparse de cuánto costaban las copas... A orillas del Ebro, como grandes iconos de aquel tiempo, la arquitectura-espectáculo nos ha legado la Torre del Agua (queda para mañana) y el Pabellón Puente. Esta construcción inclasificable nos dejó boquiabiertos: por la singularidad y futurismo de su diseño, por la complejidad de su construcción, por el precio disparado (25 millones de euros presupuestados, pero 62 millones estimados en su ejecución) y por la fugaz visita de su arquitecta-diva Zaha Hadid. Pasado el pasmo y pasada la fiesta, vino la pregunta: ¿esto para qué sirve? No es un puente, no se permite el paso por él; tampoco es un edificio de uso definido, ¿qué hacer en un largo pasillo curvo con paredes oblícuas?
Mientras los humanos dilucidaban la respuesta, al menos un cernícalo le dió uso como su morada.
De vez en cuando, lo veíamos también en televisión como sofisticado escenario de anuncios de coches, un uso puntual y efímero.
Pero aunque la espera haya sido larga y el coste algo caro, ya se ha encontrado para el Pabellón Puente un uso que puede tener continuidad: desde el 17 de junio y hasta el 13 de octubre (de 10 a 14 y de 17 a 21 h), alberga la Exposición "EFE 75 años en fotos" (fotos 2 y 3). Tal vez tengamos allí una nueva y estilosa sala de exposiciones. Eso sí, las fotos están sobre bastidores, siendo poco aconsejable colocarlas en aquellas complicadas paredes.
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