He visitado en el Paraninfo una exposición especial que quiero recomendar. En el Centenario de Miguel Hernández, veinte cineastas han puesto imágenes a otros tantos poemas musicados y cantados por Juan Manuel Serrat. No se trata de un recorrido biográfico por la intensa vida del poeta, sino de una interpretación visual de su obra hoy, con enfoques muy variados.
Me han gustado en especial la plasticidad de Para la libertad por Manuel Gómez Pereira, donde unos bailarines recitan los versos en la lengua de signos. E impresionante es El niño yuntero por Montxo Armendáriz, con imágenes de los niños yunteros que a día de hoy son golpeados por la vida todavía en tantos lugares.
Me han gustado en especial la plasticidad de Para la libertad por Manuel Gómez Pereira, donde unos bailarines recitan los versos en la lengua de signos. E impresionante es El niño yuntero por Montxo Armendáriz, con imágenes de los niños yunteros que a día de hoy son golpeados por la vida todavía en tantos lugares.
Los estilos son muy diferentes, desde el desarrollo de un guión con historia hasta las variaciones sobre una única imagen. Del contraste cada cual sacará sus preferencias. Pero a través de todos ellos atraviesa un hilo común, la palabra pura y profunda de Miguel. Éstos son unos versos del poema Las abarcas desiertas, filmado por Agustín Sánchez Vidal, que nos habla de una pobre infancia campesina:
Por el cinco de enero,
cada enero ponía
mi calzado cabrero
a la ventana fría.
Y encontraban los días
que derriban las puertas,
mis abarcas vacías,
mis abarcas desiertas.
Nunca tuve zapatos,
ni trajes, ni palabras:
siempre tuve regatos,
siempre penas y cabras.
Me vistió la pobreza,
me lamió el cuerpo el río,
y del pie a la cabeza,
pasto fui del rocío.
cada enero ponía
mi calzado cabrero
a la ventana fría.
Y encontraban los días
que derriban las puertas,
mis abarcas vacías,
mis abarcas desiertas.
Nunca tuve zapatos,
ni trajes, ni palabras:
siempre tuve regatos,
siempre penas y cabras.
Me vistió la pobreza,
me lamió el cuerpo el río,
y del pie a la cabeza,
pasto fui del rocío.
Pero no todo está bien conseguido en la exposición: la acústica ha sido mal resuelta, lo cual es algo muy importante en este caso... En ocasiones una canción "se apodera" de la de la sala contigua. Para evitarlo se ha optado por ponerlas casi todas con un volumen tan bajo que algunas son casi inaudibles. Faltan aislamiento, regulación adecuada del volumen y, en algunas salas, unos altavoces al fondo que suplan al sonido del monitor. Por ello, un consejo: si podéis, no vayáis en fin de semana, id en un día laboral, con poca gente, sin ruido ambiente y con posibilidad de acercaros a los monitores cuanto sea preciso. Se puede visitar hasta el 6 de marzo.
Muchs gracias por la información. Iré a verla, sin duda.
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