Paseando por el soto del Meandro de Ranillas, afortunadamente respetado por el Parque del Agua, en un recodo del río de aguas estancadas escucho un fuerte chapoteo. Me da tiempo a ver el salto de una gran carpa (por favor, corregidme si no lo es). ¿Repetirá su cabriola? Armado con la cámara y algo de paciencia, a lo largo de 40 minutos vuelve a saltar otras cuatro veces y consigo estas fotos:
Y también se suma a la exhibición esta otra, menos corpulenta:miércoles, 5 de septiembre de 2012
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¡Qué fotos más chulas!
ResponderEliminarUna recompensa a tu paciencia.
Gracias por compartirlas.
No sé si me impresiona más el interés de las fotografías o tu paciencia de santo Job.
ResponderEliminarUn cordial saludo.
No me resultó pesada la espera, en absoluto. La calma del lugar te contagia y, a la vez, la expectación por el salto sin aviso. Por vez primera comprendí el placer de los pescadores, a quienes antes no entendía.
ResponderEliminarSólo sentí que las fotos no tuvieran mayor nitidez, pero las hice a cierta distancia y con poca luz, muy pronto, por la mañana.
Gracias por vuestros comentarios.