Ya se sabe el nombre: no es MAMA, sino IAACC, Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporáneos. Ahora ya sin andamios ni máquinas, su estampa impresiona, se mire desde donde se mire. A unos gusta, a otros no.
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Rompedor, es un adjetivo que le viene al pelo. Lo único que me gusta es ese color azul turquesa de los cristales.
ResponderEliminarTengo ganas de entrar a verlo. A mí el Pablo Gargallo me gustaba, a ver qué tal con éste.
ResponderEliminarCoooño, que me he colado de Pablo. Serrano quería decir.
ResponderEliminarA mi me parece,qué es un edificio qué no deja a nadie indiferente y qué dará que hablar,a ver si los contenidos y sobre todo la marcha cultural que le metan esta a la altura.Nos hace falta algo así en ZGZ
ResponderEliminaryo el color azulito-verde ese lo relaciono con el insalud... encima que tiene al lado el ramón y cajal, el museo me parece un hospital (moderno).
ResponderEliminarsí, es una tontería de comentario jaja
No me gusta en absoluto; sobre todo, porque es un edificio inmenso en un espacio muy pequeño. Supongo que si lo hubiesen puesto en medio de un gran solar en Arcosur tendría más sentido. Además, es un arquetipo de la corrupción sozizaragozana: dado a dedo al arquitecto más infame de esta ciudad, culpable también -por ejemplo- del nauseabundo cubo de la Plaza de la Seo. El 'transformer', en fin, tapa las vistas de la cúpula del Pignatelli, y hace obsceno lucimiento de ese color tremendo, hiperintrusivo, más congruente en California que en Zaragoza.
ResponderEliminarQue lo demuelan.
Sobre el comentario precedente:
ResponderEliminarLa Seo es un compendio ecléctico de la huella arquitectónica de varias épocas, así que el edificio a que te refieres es coherente con el conjunto. Y, por favor... ¡eso no es un cubo! Un cubo tiene 6 caras que son cuadrados. Sitúate junto a cualquiera de las aristas laterales y verás entre ellas ángulos agudos u obtusos, ninguno recto. Se trata de un prisma cuyas bases son rombos.
Anónimo 17 de marzo: soy el anónimo 16 de marzo. Me encanta tu precisión geométrica, pero eso no altera en nada la ABERRACIÓN que es el cubo perpetrado por ese delincuente que debería estar en la cárcel, cubo (o objeto tridimensional de base romboidal) que obstaculiza la adecuada visión de algo objetivamente hermoso, en razón de sus turbias hechuras (sean romboidales o perfectamente alineadas a 90º). No es coherente con nada que lo circunde, es una molestia, un incordio y, además una obra adjudicada (otra vez) a dedo a un tipo cuya integridad moral es directamente proporcional a su nefasto gusto. El eclecticismo (admirable, tantas veces) no implica hacer lo primero que se te pase por la (perturbada) cabeza. El Transformer es un DESASTRE. No concibo que profesional de la arquitectura alguno lo aplauda salvo que previamente resguarde su cara, mancillada por el oprobio del soborno, para no ser reconocido. HD MMXI.
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