En época romana (entre los años 67 a.C. y 84 d.C.), se construyó el Embalse de la Cuba en el Río Aguasvivas para regar la vega de Belchite. Estuvo en uso hasta el s. II y cayó en desuso, hasta que en época musulmana (s. VIII) fue utilizada como azud para derivar riegos. Con el paso de los años, su vaso fue colmatado por limos y hoy es terreno de huertas. También se adosaron molinos a la presa. Esta sigue sirviendo para canalizar las aguas del río y ofrece bonitas cascadas cuando hay crecidas.
Los romanos tenían como primera preocupación la expansión y asentamiento del Imperio, cuidando para ello la arquitectura civil y la ingeniería por encima del arte o del saber especulativo. Por ello nos dejaron obras públicas como: acueductos, presas, calzadas y teatros. Esta presa tiene 10 m de longitud, 34 m de altura y 7 m de espesor. En obras como esta era frecuente la participación del ejército. Aplicaron técnicas de construcción que han perdurado por los siglos.
Nuestros ancestros sí que lo tenían todo: instinto, intuición, ingenio y avidez, mucha avidez por lo que les rodeaba.
ResponderEliminarMe llama la atención que en aquéllas época, y con escasos medios técnicos, pudieran realizarse obras de ingeniería tan complejas. Encomiable despliegue de talento y de trabajo al servicio de objetivos prácticos. Lástima que para ello fueran utilizados gran cantidad de esclavos, aunque en su organización social no se concebía otra cosa.
ResponderEliminarSaludos.
Sí, conviene conocer el pasado y saber el largo camino que ha llevado a conseguir la calidad de vida actual. Y más cuando sus vestigios los tenemos al lado mismo.
ResponderEliminarSaludos.